Comienzo este blog con el fin de dejar ver la evolución de la pintura "Valencia" que empecé en octubre de 2020 después de una corta estancia en esta ciudad. Naturalmente a quien vea este blog lo primero que le vendrá al pensamiento es el nombre del maestro Antonio López. Lejos de seguir sus pasos, en mi caso, se puede decir que es una declaración de amor al lugar en donde pasé parte de mi niñez y adolescencia hasta mis 17 años. En este cuadro hay una evocación a la luz y al ambiente del centro antiguo, por donde todavía están, como pegados a las paredes de los edificios, aquellos años.





Comencé con un detallado dibujo, donde la perspectiva y la escala son de verdadera importancia.





Una vez dibujado, le di una capa acríliica al cielo y otra a los edificios (abajo se ve mejor) de manera que tenga un tono de base y evitar el blanco del lienzo.





Pintar exige volver sobre tus pasos. Corregir constantemente. Este es el estado del día de hoy, 21 de noviembre.
Algo que me parece muy interesante son los reflejos en las sombras de las paredes de las azoteas. Es una sombra que cambia de tono, que se aclara al recibir el reflejo de otra pared cercana que está al sol. Esta luminosidad desbordada es muy mediterránea.





Poco a poco hemos entrado en diciembre. La pintura adelanta lentamente teniendo la certeza de que tal como se va secando la superficie, tengo que volver para detallar o corregir. Sigo manteniendo la atmósfera que está en contacto con hilo de mis recuerdos, pero cuando mezclo un color tengo miedo de que ese hilo se rompa. Y sé que, si falla algo más tarde, cuando esté más adelantado, puede defraudarme y en ese caso tendría que emplear el lienzo para pintar otra cosa.





Un detalle del "Valencia". Mediados de diciembre y el cuadro adelanta por el buen camino pero muy despacio. Yo estoy acostumbrado a pintar con más rapidez. Y aunque se puede decir que es un buen ejercicio de paciencia, hay momentos en que me apetecería pintar otra cosa: bodegón, figura o un retrato. Quizás lo haga para relajar la vista un poco.





He aquí otro detalle de del cuadro. Tardé tiempo en decidirme a ponerle a este rincón de fachadas y calle en sombra una veladura. Las partes en luz las dejé tal cual, y aunque tengo que volver a retocar ciertos detalles, creo que he conseguido el tono justo del ambiente que me interesa. Esto lo repetiré en la parte derecha del cuadro. El sol de la tarde alumbra la parte alta de los edificios y la parte baja se queda en un silencio fresco.





Algo primordial es comprender la construción y posición en el espacio de las formas que tenemos delante de nuestros ojos. En este caso, los balcones de las fachadas han sido un quebradero de cabeza.
Sin prisa, porque nadie me encorre, los he tenido que dibujar varias veces cuidando la perspectiva, claro. Correcciones y más correcciones. Y al pintar, cuidar sobre todo el tono.





La pintura está terminada… en principio. La fase inmediata es la búsqueda de pequeñas equivocaciones para corregirlas. Faltas que pueden parecer insignificantes pero que no deben quedar a la vista. La perspectiva tiene que ser consecuente. Los colores de las fachadas, las sombras, las luces. Todo tiene que llevar el tono justo y estos tonos tienen que tener una relación entre sí, porque solo de esta manera puedo dejar ver como siento yo Valencia.